Estamos asistiendo al nacimiento de una cuarta revolución industrial vs la revolución de la inteligencia artificial. Incluso antes de haber terminado de completar la tercera. En la que la inconcebible, pero imparable conexión entre los datos y los sistemas cobra más importancia que nunca. ¿Está tu empresa preparada?
Hoy en día, el volumen de datos capturados por los distintos dispositivos que utilizamos casi diariamente es tan abrumador y masivamente grande que no puede ser manejado de forma eficaz por las personas. Digo “es”, y no “será”, porque es un hecho, es el presente. Lo hemos visto en ejemplos tan claros y disruptivos como en que la seguridad del coche autónomo a examen. De hecho, el número de accidentes producidos por personas al volante es algo así como el equivalente a un Boeing 747 cayendo cada hora, durante un año.
Hablamos de sistemas preparados para acumular grandes cantidades de sensores de forma constante, cada día, cada hora y cada minuto. Se trata del ya famoso Big Data, concepto que cada vez escuchamos con más frecuencia. Sin embargo, no debemos entenderlo como un fin, sino como un medio para seguir evolucionando hasta fijar nuestros objetivos, alcanzarlos, medirlos e incluso sobrepasarlos.
¿De qué me sirve acumular tantos datos?
Pero como se desprende de los ejemplos anteriores, la captación de datos por sí sola no basta. Para sacar el máximo aprovechamiento de toda la información obtenida del Big Data. Es necesario combinarlo con otras herramientas o técnicas, como la Inteligencia Artificial, algoritmos avanzados, redes neuronales y convolucionales (Deep Learning). Que no solo permiten extraer información de los datos, sino también conclusiones y predicciones que nos permitirán mejorar la toma decisiones. O diseñar nuestras propias estrategias y actuar inteligentemente en base a ellas de forma automática.
A priori, esta automatización puede llegar a asustar a trabajadores y empresas. ¿Qué va a pasar con los puestos de trabajo? ¿Cómo puede mi empresa enfrentarse a los actores gigantes que disponen de cantidades impensables de datos, y que podrían realizar las mismas acciones de forma muchísimo más óptima y rentable? Que no cunda el pánico, vamos a analizar cómo pueden estas técnicas llegar a convertirse en las grandes aliadas de nuestro negocio.
El mercado que viene: adaptarse o morir
Partimos de la base de que las cinco primeras compañías por capitalización, a día de hoy en el mundo, no existían hace tan solo unos pocos años. Algunas nacieron hace menos de un año y todas ellas son digitales. Según John Chambers, CEO de Cisco, el 40% de las compañías que aparecen ahora mismo en la lista de Fortune 500 no existirán en menos de 10 años, y la causa principal es que no van a ser capaces de aprovechar los datos potenciales a su disposición.
Vemos, por tanto, que su supervivencia no está alineada con su capacidad de capitalización; y es que estamos asistiendo a una revolución, y no a una evolución, porque los cambios no se producen de forma incremental. Pese a que podamos estimar lo que va a pasar en un periodo de 2 a 8 años, lo único que podemos saber es que va a ser distinto a lo que hay ahora. Por esta razón, las empresas van a tener que enfrentarse a estas novedades disruptivas independientemente de la envergadura y capital actual.
Esto, que al miedo anterior suma una sensación de vértigo, viene a reconocer un hecho: los líderes ya no serán las petroleras y la banca. Ahora el nuevo petróleo son los datos, y no solo hay que recolectarlos, sino que hay que refinarlos y saber utilizarlos.
Llegados a este punto, en el que tomamos conciencia de los riesgos que implica para una empresa dejar de lado la innovación, especialmente en el umbral de un cambio tan importante como el que estamos viviendo, es normal sentir miedo. Sin embargo, como dice la frase atribuida (indebidamente) a Roosevelt: «No hay que tener más miedo que al miedo mismo».
Del Big Data a la revolución de la Inteligencia Artificial
Para ello es imprescindible que las empresas comiencen a aumentar su trazabilidad, a capturar al menos los datos más valiosos. De esta forma, podremos comenzar a pensar y a diseñar lo que viene después: cómo vamos a aprovechar esta revolución de la Inteligencia Artificial (IA) para hacernos realmente competitivos, no solo para sobrevivir, sino para crecer y llevar nuestro negocio a otro nivel.
Al igual que ocurrió con la electricidad. La aplicación de IA sobre los datos no va a afectar solo a una industria, sino a todas. Esto se debe a los numerosos beneficios que trae consigo. Y que todo tipo de empresas van a encontrar en estas soluciones.
Como influir en las ventas (3 de cada 4 organizaciones que implementan IA incrementaron las ventas en más de un 10%). En la aceleración de operaciones (el 78% de las organizaciones que implementan IA mejoran la eficiencia operacional en al menos un 10%). En la fidelización de clientes (el 75% de las empresas que utilizan IA mejoran la satisfacción también en al menos un 10%). O en la generación de insights (el 79% de las empresas que utilizan IA generan nuevos insights y mejores análisis). Así se desprende del informe realizado por Capgemini Digital Transformation Institute, State of AI Survey, en Junio de 2017.
Cuestiones éticas de la revolución de la inteligencia artificial
- ¿Qué pasará cuando las IA tomen decisiones que afecten a la vida y la muerte de las personas? ¿Cuándo una Inteligencia Artificial decida qué trasplantes realizar y a quién?
- ¿Qué pasará si dos compañías utilizan algoritmos de IA sobre sus datos. Y la información extraída del mercado para ajustar sus precios y ser más competitivas? (algo que ya realizan el 12% de los eCommerce, por cierto). Podría pasar, por ejemplo, que los algoritmos coludan de forma tácita, lo cual en la Unión Europea es un delito del que probablemente se haría cargo la propia empresa, pese a no haber una intencionalidad.
- Cuando haya vehículos autónomos y se produzca un accidente, ¿cómo van los cuerpos de seguridad a poder determinar si se trata de un accidente o un homicidio? Si todo está conectado, y el sistema es tan complejo (y, por lo tanto, opaco), ¿cómo podremos saber que no ha sido pirateado para ello, o que no existía una intencionalidad por parte de los programadores o de la propia IA?
Sucede que si bien el cambio es urgente, pues muchas empresas ya están aplicando IA a sus Data Warehouses. Alcanzando logros increíbles y no puede ser abordado a la ligera. No solo hay que saber en qué aplicarlo, sino que es absolutamente necesario comunicarnos con expertos que nos aclaren cómo utilizarlo de forma segura y ética.
Por el camino, para no quedarnos atrás y para no tener miedo, lo que hay que hacer es prepararse, dotando a nuestros sistemas de la capacidad de comenzar a capturar los datos que serán imprescindibles en pocos años si queremos que nuestra empresa siga ahí, o en el presente si lo que queremos es ser líderes de nuestro sector.
Manuel Joaquín García Sánchez
Director de I+D+i de Solusoft