Por fin han llegado al ciudadano de a pie las herramientas de movilidad que acaban siendo imprescindibles en su vida. Las nuevas tecnologías suelen iniciar su vida por su aplicación militar, estatal y/o empresarial, para acabar después inundando el mercado del público general.
Incluso en los casos en los que se acomete una completa actualización de la infraestructura informática de la empresa. Se suele emprender esta, sin mucha planificación, a remolque muchas veces de la forzosa renovación de los propios equipos informáticos.
La mejor manera es acometer este proceso analizando las necesidades de información que dan soporte a la lógica de negocio de la empresa. Y estableciendo un marco de referencia para el desarrollo de los sistemas de información. Que den cobertura a los objetivos estratégicos. Es el principal objetivo del establecimiento de un plan de movilidad dentro de una determinada organización.
En “una pequeña aldea gala”
Muchas cosas han cambiado desde entonces y, hoy, la tecnología que me permite estar consultando mi correo electrónico mientras viajo en el AVE es algo usual para muchos. Los beneficios son claros, pero hay quienes “resisten ahora y siempre al invasor”…
Esta vez no están en las filas del público general, ávido por poder bacilar de la cámara fotográfica digital más fina, del mejor móvil (que tenga bluetooth, infrarrojos, 3G, Java MIDP 2.0, y ¿que tenga buena cobertura?… bueno, si no me sale más caro…). Y la cámara de video con el disco duro más grande, que es capaz de grabar catorce horas en calidad DVD (pobres amigos cuando vuelva de vacaciones el individuo).
No, esa resistencia se encuentra afincada en otros segmentos, precisamente, aquellos en y para los que tradicionalmente se desarrollaba la tecnología. Paradójicamente, resulta que niños de diez años llevan a clase dispositivos móviles valorados en quinientos euros. Que infrautilizan, mientras hay todavía quienes no se plantean que dicha tecnología puede aplicarse para aumentar el rendimiento de quien está sirviendo pedidos de tienda. O de un responsable de calidad que está inspeccionando productos al final de una línea de producción, por poner dos ejemplos triviales.
La movilidad en el almacén
Quizá por aquello de que el almacén está más directamente relacionado con la actividad comercial. Y que, como es sabido, el comercio genera mentes más abiertas, es el escenario, de los dos que inicialmente analizo, en el que podemos encontrar más implantaciones. Algo que no refleja la realidad, ya que el número de aplicaciones que podríamos llegar a encontrar en ambos escenarios es similar.
Se trata en este caso de plantearnos si lo que queremos ver es “almaceneros con movilidad” o “almaceneros móviles”:
- Determina por su cuenta y riesgo el orden en el que va a realizar el trabajo. Sin conocimiento alguno de la urgencia con la que se necesitan los artículos que está moviendo.
- Necesita un conocimiento alto sobre el almacén con el fin de que no se pase el día completo caminando.
- Una vez que cree haber encontrado la ubicación de la pieza. Ha de comprobar visualmente que la referencia que indica la estantería se corresponde con la de la lista de materiales que lleva anotada.
- Por sus manos pasa una cantidad considerable de papel, lo que reincide en la facilidad para cometer errores.
- Trabaja sin que nadie pueda medir su productividad.
- Realiza trabajos tediosos y de gran volumen. Tales como el chequeo, inventarios, etc., de forma totalmente manual, y los humanos… somos humanos y cometemos errores.
Por el contrario, un “almacenero con movilidad” dispone de un dispositivo que le indica el orden en el que tiene que realizar las tareas, que lee los códigos de barras que hay en las estanterías que identifican la pieza que está recogiendo, que puede escanear el documento que le está entregando el transportista, que almacena en qué momento del día realiza cada una de las operaciones y el tiempo que ha empleado en cada una de estas, etc.
Y lo más importante de todo: no es necesario que exista una persona que esté volcando todos esos datos en el Sistema de Información porque el dispositivo forma parte del propio Sistema. No nos engañemos, este análisis realizado desde el punto de vista del operario puede resultar jocoso. Traducir todo esto a lo que significa en aumento de productividad, reducción del coste de almacenaje, reducción de errores en la recogida de materiales, facilidad a la hora de realizar el picking o el packing, comprobar la corrección de las expediciones, etc., es algo que voy a dejar a juicio del lector.
La movilidad en la fábrica
Una vez planteada la diferencia entre el “almacenero móvil” y el “almacenero con movilidad”, el cambiar de escenario no provoca realmente ninguna diferencia, lo único que hay que hacer es intentar encontrar procesos, dentro del ciclo productivo. Que puedan aprovecharse de las facilidades ofrecidas: gestión del almacén, entrada de mercancía, control de expediciones e inventariado son procesos comunes en ambos escenarios.
Además, los operarios pueden consultar las órdenes de fabricación, planos asociados a dichas órdenes, materiales a emplear, instrucciones técnicas a tener en cuenta, pueden informar a pie de fábrica de la finalización de una orden, etc. El responsable de calidad puede inspeccionar las piezas y comunicar las rechazadas in-situ. Todo ello, implica además que la comunicación entre la oficina y la fábrica se realiza en tiempo real, con todas las ventajas que ello supone: reducción de los plazos de entrega, facilidad de comunicación de las órdenes programadas e incidencias que han acontecido, etc.
En la calle
Para colmar el vaso, resulta que estos dispositivos incorporan las capacidades de comunicación de los teléfonos móviles más avanzados. Con lo que podemos llegar a completar todo el ciclo presente en nuestra lógica de negocio a través de dicho canal (GPRS, UMTS, 3G, …). Sin necesidad de estar directamente conectados a la red local de la empresa (aunque sea por vía inalámbrica, a través de un punto de acceso de dicha red). Recogida del pedido a pie de calle y comunicación inmediata al almacén o fábrica, seguimiento de transportes…
Aplicación de la movilidad
La efectividad de la tecnología aplicada al negocio se ve cuestionada habitualmente. Sin embargo, la experiencia nos demuestra que en aquellos casos en los que se utiliza para agilizar o mejorar los procesos existentes (en lugar de para crear un negocio nuevo) tiene un 100% de efectividad, y éste es el caso.
Para implantar una solución de este tipo, simplemente es necesario disponer de un sistema de información corporativo. Que debe cumplir con el único requisito de que ha de cubrir nuestras necesidades de negocio. Y adquirir los dispositivos móviles necesarios (PDAs industriales, identificadores de radiofrecuencia, dispositivos para montar en máquina o carretilla, pantallas táctiles, lectores de códigos de barras o CCD, etc.). Sobre los que se cargará la parte del Sistema que sea necesaria.
Dichos dispositivos han sido preparados para su uso industrial, llegando a cumplir las normas IP67 e IP64 y resistiendo caídas de más de dos metros de altura.
No parece, pues, que quede mucho espacio para la duda sobre su aplicación, más que dónde pueden ser más efectivas en nuestra organización.
Sergio Alcalde Rodríguez
Director de la Unidad de Tecnologías de la Información para Producción