La dirección IP y la IPv6

direccion ip

Para que se comuniquen unos ordenadores y otros, todos han de ser identificados por una dirección IP. Mecanismo sobre el que se basan Internet y casi la totalidad de las redes de hoy en día. . Éstas, seguían el esquema dado en IPv4, con 32 bits representados por cuatro números de tres dígitos cada uno, separados por un punto y con un valor menor de 256 (8 bits). Los aproximadamente mil ochocientos millones de direcciones que se podían construir realmente así están empezando a agotarse, aunque parezca mentira. Por ello se está preparando ya su relevo.

Si a ello unimos la utilización cada vez mayor de tecnologías que hacen uso del mismo protocolo, como las que permiten la conexión en movilidad (Internet desde teléfonos móviles, por ejemplo), o el uso de telefonía sobre Internet (VoIP – Voice over IP), comprenderemos que hace ya muchos años se buscaran sistemas que ahorrasen una dirección IP. Y que ya en los últimos tiempos se comenzara a buscar incluso una posibillidad de ampliación al sistema de direccionamiento que recogía la versión 4 del protocolo IP, IPv4.

Origen del problema

Además del mayor uso que se ha venido haciendo del protocolo, y del hecho de que se quieran comunicar ya en la actualidad hasta terminales como lavadoras y frigoríficos. El problema para los usuarios de no disponer de una dirección IP. Se ha agravado rápidamente en los años de existencia de Internet debido sobre todo a la forma en que los organismos responsables repartían y asignaban. Estas se asignan en bloques o subredes, es decir, agrupadas de tres posibles formas a la hora de hacerlas corresponder con alguien (proveedor de servicios, organización estatal, universidad, empresa, etc.):

  • Clase A: Se fija el primer número de los cuatro (octeto) y se dejan los otros tres para que el usuario los reparta a su vez. Por ejemplo, se le asigna la subred «30.x.x.x» a un determinado usuario. Las IPs asignadas así son 256*256*256=16.777.216
  • Clase B: se fijan los dos primeros octetos y los dos restantes quedan para ser repartidos por el usuario. Por ejemplo, «156.23.x.x». Las IPs asignadas al usuario son 256*256=65536
  • Clase C: se fijan los tres primeros octetos y el que resta queda para el usuario. Por ejemplo, «193.110.128.x». Las IPs asignadas al usuario son 256.

El problema viene básicamente del hecho de que cuando se asigna un grupo, todas las direcciones correspondientes se encuentran ya ocupadas, se usen realmente o no. Y, sobre todo en las primeras fases, se asignaban con mucha facilidad y alegría las clases A y B. Por ello el espacio consumido, y sobre todo el desperdiciado, fue/es muy grande.

Direccionamiento estático y dinámico

Durante mucho tiempo se ha intentado paliar la falta de direcciones con sistemas que ahorraban las mismas. Surgió un nuevo mecanismo que permitía la asignación temporal de una dirección a un dispositivo. En el momento en que este quería comunicarse, para retirársela a la finalización de la conexión y tenerla disponible para permitir la conexión de un nuevo equipo. Es lo que se conoce como asignación dinámica de direcciones. Y, unido a mecanismos de trabajo como el sistema NAT (Network Address Translation), ha permitido que muchas organizaciones tuvieran muchas más máquinas conectadas que el número de direcciones IP que tenían asignadas (y que eran realmente las que reconocía el resto de los usuarios de la Red).

NAT se encarga de gestionar todas las conversiones entre las direcciones IP privadas internas y la IP real con la que se accede a Internet.
Sin embargo, NAT añade complejidad al mantenimiento y uso de recursos en los routers. Los routers que posibilitan el funcionamiento de NAT tienen que reasignar las direcciones IP de cada uno de los paquetes entrantes o salientes a la red. En los que se divide normalmente una comunicación. Esto supone una sobrecarga grande de CPU respecto a su misión normal, que es simplemente encaminar los paquetes.

Además, el mecanismo se basa en el uso que de los servicios de la Red vaya a hacer un determinado equipo. Si la máquina ha de trabajar con servicios que requieran una conexión permantente, o ha de ser fácilmente localizada dentro de Internet, como en el caso de un servidor Web, sigue siendo necesario que posea una dirección IP fija, asignada de una forma estática.

Direccionamiento de IPv6

Para acabar con el problema de la escasez, entre otros, el direccionamiento de la próxima versión del protocolo Internet IPv6 se basa en un nuevo esquema.
Se emplean en este esquema para cada dirección o identificación 128 bits, en lugar de 32. Las direcciones resultantes se representarán ahora con 8 números separados por dos puntos, esta vez hexadecimales, correspondiéndose cada uno de ellos con 16 bits.

El número de direcciones posibles será así de 65.536 elevado a 8, tan alto que permitiría por cada kilómetro cuadrado de la superficie terrestre tantas direcciones como la totalidad de las que permitía IPv4. Por tanto, parece que todos los dispositivos actuales o futuros (ordenadores, PDAs o teléfonos con GPRS o UMTS, televisores, lavadoras, frigoríficos, …) podrán tener conectividad completa a Internet. Parece incluso estar casi preparado hasta para la llegada de la Nanotecnología; veremos si para el salto a las Galaxias.

Cómo se asignarán las nuevas direcciones

Los ISPs, proveedores de Internet, serán como siempre los encargados de repartir los nuevos grupos de direcciones entre sus clientes. Pero si hasta ahora seguían unas recomendaciones basadas en la economía de direcciones, a partir de IPv6 buscarán la flexibilidad en dicho reparto.

Normalmente, se asignará a cada cliente, como máximo, una subred del tipo /48. Esta notación quiere decir que el cliente dispondrá de 48 bits fijos y conocidos al principio de la dirección. El resto de los bits, hasta completar los 128, podrán ser utilizados por el cliente para gestionar sus propias direcciones de red (comúnmente 16 para identificar subredes y otros 64 para identificar equipos en cada subred). Esto hará que no se tenga que utilizar mecanismos como NAT para que todos los equipos del cliente puedan acceder a Internet con su propia dirección IP.

Otras aportaciones de IPv6

Aparte del aumento en el ámbito de direccionamiento, la nueva versión del protocolo Internet viene a paliar otro tipo de problemas detectados en el uso de las comunicaciones. IPv4 se ha utilizado durante más de veinte años y existen agujeros y limitaciones en sus especificaciones para el uso actual de las comunicaciones.

Es el caso de la seguridad. IPv6 recoge IPsec, una especificación que permite la autenticación del remitente de una comunicación y la encriptación de la misma ya en el propio protocolo base. Esto hará que las aplicaciones puedan aprovecharlo para conseguir un mayor grado de fiabilidad en cuanto a la seguridad de la comunicación y la perfecta identificación de los usuarios que se conecten.

De cara a los dispositivos móviles, provee además de mecanismos de movilidad más eficientes y robustos. La especificación Mobile IP soportará dispositivos móviles que cambian dinámicamente sus puntos de acceso a la red, permitiendo que los equipos abandonen su subred de origen mientras mantengan sin problemas todas sus conexiones actuales, y sigan siendo localizables por el resto de Internet.

Conclusiones de la dirección IP

IPv6 se perfila, por tanto, como la única arquitectura viable que puede dar soporte a la nueva ola de dispositivos capaces de conectarse a Internet. Da soporte además a las necesidades de servicios y prestaciones requeridos por las comunicaciones móviles (GPRS y UMTS), redes de banda ancha, electrónica de consumo, …
Hay ya en la actualidad gran cantidad de dispositivos de red compatiples con IPv6, y los fabricantes siguen introduciéndolos. Y las pruebas han pasado ya del mero carácter local para pasar a integrarse a niveles más globales. De hecho, muchos proveedores de servicios Internet (ISPs) ofrecen ya servicios preparados para IPv6. Se puede considerar, por tanto, un hecho su implantación a nivel global ya en los próximos meses, puesto que se necesitarán unos años de coexistencia entre los dos protocolos hasta que sea efectiva la migración.

Sin embargo, quizá sea aún pronto para que las PyMEs y pequeñas organizaciones empecemos a invertir en el cambio a IPv6, sirviéndonos de NAT hasta el momento. Como ocurre normalmente en este tipo de cambios, serán los organismos de I+D quienes deban dar los primeros pasos, logrando la experiencia necesaria para que la transición entre ambas versiones del protocolo Internet se realice de una forma progresiva y con la suficiente calidad del servicio.

Parece por tanto, claro que RFID es técnicamente viable. Pero no es menos cierto que quedan aún muchos temas que resolver para que sea asimilada por las empresas y los usuarios finales como una herramienta sumamente beneficiosa y sin ningún tipo de peligros. Mientras tanto, esa viabilidad tecnológica hará sin duda que sigan apareciendo aplicaciones específicas que se aprovechen de la misma.

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